Luis Roberto Robles J. 31 julio 2023
Los tiburones vivos más antiguos pertenecen a un orden llamado Hexanquiformes. Desde tiempos prehistóricos mantienen sus características físicas; cuerpos largos y delgados y de 6 a 7 hendiduras branquiales, mucho más parecidos a sus primos los holocéfalos (quimeras) que a los tiburones más conocidos como el toro o el blanco. Estos peces no suelen crecer demasiado, la mayoría de las especies alcanzan una talla máxima de 1.5 metros, aunque algunos como la cañabota gris (Haxanchus griseus) llega a medir hasta 5 metros de longitud.
Son nadadores profundos y pueden sumergirse a más de 2000 metros para pasar desapercibidos en sus migraciones, pero normalmente se alimentan cerca de la costa, a unos 90 metros de profundidad.
Hablando de alimentación, los Hexanquiformes son todo un espectáculo cuando se trata de comida. Son cazadores expertos con una dieta variada, sus “platillos predilectos” incluyen peces, rayas, calamares, crustáceos e incluso otros tiburones pequeños.
Entre las especies destacadas de este orden, se encuentra el tiburón Frillado africano (Chlamydoselachus africana). Su cuerpo es alargado con aspecto de anguila y sus mandíbulas son sorprendentemente flexibles y llena de pequeños dientes puntiagudos como agujas, lo que les permite alimentarse de otros pequeños tiburones como los pintarojas.
Los Hexanquiformes son ovíparos, esto quiere decir que las hembras ponen huevos en el agua protegidos por esa fascinante cápsula llamada bolsa de sirena. Algunas especies pueden poner más de un centenar de huevos.
Cuando los Hexanquiformes se adentran en las profundidades del océano, enfrentan a desafíos únicos; la enorme presión, la falta de luz y la poca concentración de oxígeno disuelto en el agua, sumado a los enormes depredadores que habitan en la zona batial, por eso han desarrollado algunas modificaciones que les permiten explorar esta región del océano, por ejemplo, sus ojos son más pequeños y redondeados, y brillan en un misterioso tono azul-verdoso fluorescente. Esto les ayuda a detectar la tenue luz que proviene de otras criaturas marinas en la oscuridad.
Ahora ya lo sabes, no solo el gran tiburón blanco o el extinto megalondón son animales sorprendentes, estos pequeños tiburones (comparados al tamaño de los antes mencionados) también son predadores de élite.
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