Luis Roberto Robles J.
La memoria es una colección de información y experiencias vividas que ordenamos en una línea de tiempo, de esta forma construimos también el tiempo pasado. Se dice que, entre todos los seres del reino animal, el elefante en tierra y el delfín en el mar son los que gozan de la mejor memoria. En un sentido estricto, la memoria es una función del cerebro, sin embargo, existe un animal tan primitivo que no tiene cerebro, pero tiene una memoria tan sorprendente que nos puede dar información muy precisa de si mismos y del ambiente oceánico que los rodea, desde su nacimiento hasta su perecimiento e incluso más allá, los corales.
Los corales del orden scleractinia (cuerpo duro) o comúnmente llamados corales pétreos son los ingenieros encargados de construir arrecifes tropicales desde el cretácico, hace más de 140 millones de años. Estos animales son parientes de las anémonas, es decir, que también tienen pequeños tentáculos que mueven constantemente para capturar su alimento, pero forman enormes colonias de miles de pólipos unidos en una sola estructura. Además, en sus pequeños tentáculos hospedan un pequeño organismo fotosintético llamado zooxantela, pero lo más fascinante, desde mi punto de vista, son las hermosas esculturas de aragonita que conforman su esqueleto, el cual crece día con día para darle forma al arrecife.
La aragonita es un cristal de carbonato de calcio que los pólipos van formando en un proceso bioquímico complejo, para fines prácticos diremos que calcifican. Durante los veranos, los corales crecen más rápido en comparación con los inviernos, por lo tanto, en el verano el esqueleto de aragonita se extiende más, pero al mismo tiempo la cantidad de carbonato de calcio que se deposita por volumen es ligeramente menor que en el invierno, es decir, en el verano crece más, pero en el invierno se deposita más aragonita por volumen, esto hace que el coral forme anillos de crecimiento anual, parecidos a los que forman los árboles y podemos saber que edad tiene un coral contando los anillos, pues sabemos que un par de anillos representan un verano y un invierno, es decir, un año. Pero también ocurre algo muy interesante cuando se forma la aragonita que sabemos que se compone de una parte de carbonato (CO3-) y una parte de calcio (Ca+). La temperatura tiene un efecto en la reacción química de la calcificación, primero aclaremos que algunos elementos como el estroncio y magnesio son muy parecidos al calcio y se incorporan a la molécula de carbonato, pues bien, la temperatura del agua es el factor que controla la cantidad de estroncio y otros elementos parecidos al calcio que van a incorporar al esqueleto de aragonita, esto significa que podemos saber con gran precisión, la temperatura que había en el agua durante el crecimiento del coral, del que ya sabemos la edad. Así mismo ocurren otros cambios durante la calcificación que son muy complejos que nos dicen el dato preciso de la salinidad, el pH, la cantidad de nutrientes, los eventos de tormenta, y muchos otros fenómenos que experimentaron los corales y su ambiente marino, es por eso que los considero la memoria del océano.
Quiero terminar esta columna destacando que los corales pétreos son la base del ecosistema más biodiversos del mundo, los arrecifes tropicales ¿cómo no maravillarse con seres tan extraordinarios? Si quieres conocer más de estos animales, ven a Acuario Michin y estaremos felices de contarte más sobre ellos.