Luis Roberto Robles J.
El misterioso Mictlán, según la cosmovisión nahua, es un reino donde las almas descansan después de la muerte. En este mundo subterráneo, la mitología se entrelaza con la esencia del mundo nahua. El concepto de la muerte y el más allá estaba profundamente arraigado, revelando una concepción compleja y rica de la vida, la muerte. El reino del Mictlán era considerado un proceso de transición y transformación.
Al evocar el concepto del Mictlán, nos sumergimos en un viaje a través de la historia antigua de México, explorando no solo su rica cultura sino también la biodiversidad que a lo largo de las eras se ha transformado. En este proceso de evolución, existieron especies de las que hoy solo conocemos sus huellas, pero su paso por el vasto territorio mexicano, le dio forma al ecosistema actual.
En un pasado remoto, México albergó una amplia fauna prehistórica, repleta de animales sorprendentes que deambulaban por un territorio que estaba aún lejano de ser habitado por las antiguas culturas. En estos terrenos habitaron feroces depredadores y mansos herbívoros que al igual que los actuales, conformaron grandes y ricos ecosistemas. Entre estas antiguas especies, destaca el Labocania anomala, un terópodo del cretácico (73 millones de años) pariente del temible tiranosaurio cuyos restos se encontraron en Baja California. Cabe decir que, en este periodo, no existía la península y este territorio estaba compuesto de grandes valles. Otro ejemplo interesante es el Cynosphenodon huizachalensis, un reptil del Jurásico, cuyos restos fosilizados se encontraron en Tamaulipas y que está emparentado con los esfenodontes de los que hoy solo quedan ejemplares en Nueva Zelanda. Otro fascinante descubrimiento fueron los restos de Vallecillosaurus, se trata de un lagarto acuático de gran tamaño que dominaba los mares en un primitivo golfo de México cuyas terrazas marinas se extendían hasta el actual estado de Nuevo León.
A los anteriores ejemplos debemos sumar muchos otros, incluso más antiguos como Gymnagnostus gongros, un trilobite del cámbrico (480 millones de años) o Pywackia baileyi, un briozoario con más de 500 millones de años cuyos restos se preservaron en el actual territorio de Oaxaca. Esta rica diversidad de especies prehistóricas que alguna vez poblaron lo que hoy conocemos como México y las actuales, nos dan pistas sobre la conexión entre la naturaleza y las culturas a través de la mitología. Los relatos del Mictlán, son finalmente una forma de entender la transformación de los seres que deambularon por este territorio y la esencia mística del lugar donde, según la creencia, sus almas viajaban para alcanzar la paz después de la muerte.
La exploración de estas criaturas prehistóricas se convierte en un recordatorio de la importancia de la conservación y el respeto por la biodiversidad. Si bien estos seres se han extinguido, su legado perdura en la historia natural de México. El estudio y preservación de estos vestigios nos llevan a reflexionar sobre la relevancia de proteger el medio ambiente y la riqueza natural de nuestro país, preservando la herencia de un territorio que ha albergado innumerables formas de vida a lo largo de la historia. En Acuario Michin, honramos la biodiversidad y la cultura de los pueblos originarios que nos enseñan a conectar mejor con la naturaleza.