Luis Roberto Robles J. Mayo 2023.
A lo largo de los siglos, la actividad volcánica ha generado depósitos de sedimentos ricos en minerales y nutrientes, creando suelos fértiles que han sustentado la agricultura en su área de influencia. Estos sedimentos, provenientes de erupciones volcánicas pasadas, han enriquecido el suelo con elementos como el fósforo, potasio y calcio, esenciales para el crecimiento saludable de las plantas.
Uno más de los tesoros naturales invaluables de nuestro país son las tierras fértiles que se distribuyen a lo largo y ancho de la zona de influencia del eje Neovolcánico. La combinación de los sedimentos volcánicos, climas favorables, y una tradición agrícola arraigada ha permitido el florecimiento de una amplia variedad de cultivos en la región que incluyen el maíz, alimento base de nuestra cultura, el chile, el frijol y muchas otras plantas nativas, la diversidad agrícola en esta área es tan rica como la biodiversidad.
Desde los tiempos prehispánicos, los agricultores han sabido aprovechar la fertilidad de los suelos volcánicos para cultivar de manera exitosa y darles vida a las tradiciones culinarias que hasta hoy persisten.
Los mexicas atribuían la generosidad de la tierra a Xipe Totec, el dios de la renovación y la fertilidad. Su figura simbolizaba el ciclo de la vida, la muerte y el renacimiento, características indispensables en la agricultura.
Así mismo, involucraban otras deidades como Tlaloc, dios de la lluvia y el volcán Popocatépetl quien era mucho más que una formación geológica; se trataba de un símbolo de vida. Las erupciones eran interpretadas como la manifestación de la furia y el poder divino, pero también como un acto de renovación y purificación de la tierra. Los nahuas creían que las cenizas y los sedimentos volcánicos depositados por el Popocatépetl eran un regalo de aquel antiguo guerrero que vigila eternamente a su amada cubierta de nieve.
Los pueblos prehispánicos entendían la importancia de la fertilidad de la tierra como una atribución divina y realizaban rituales y ofrendas para asegurar una buena cosecha y el sustento de sus comunidades, pero también entendían con profundidad científica los ciclos de los nutrientes, por eso, para optimizar los cultivos inventaron la milpa. Esta antigua técnica agrícola consiste en la intercalación de diversos cultivos en un mismo terreno, aprovechando los beneficios de la diversidad y el equilibrio natural.
En la milpa, se siembra maíz, frijol y calabaza de forma simultánea, creando un sistema simbiótico donde cada planta se beneficia de las demás. Esta forma de cultivo sustentable, además de aprovechar los nutrientes del suelo volcánico, contribuye a la conservación de los recursos naturales y la biodiversidad.
En el presente, muchas personas que habitan en la zona de influencia del volcán Popocatépetl, experimentan un temor razonable debido a la actividad que ha presentado. Es difícil imaginar que los antiguos pobladores del valle de México no sintieran el mismo temor, pero algo es seguro, entendieron que después de las violentas erupciones habría bondades, y por eso agradecían a la madre naturaleza, sin duda, una forma inteligente y noble de valorar los recursos que en Acuario Michin queremos compartir con todos nuestros visitantes.